Poco a poco aprendemos de cada paso...

Cuando era niña pensaba que todos eramos iguales, que todo era transparencia y lo que mis ojos veían era real. Creía que si veía una obeja era una obeja y si veía un lobo era un lobo. Nunca pensé que podía tratarse de un lobo disfrazado de obeja... Cuando crecí y la horrible parte de la madurez me obligó a darme cuenta de la realidad del mundo no quise aceptarlo... me negué a ser realista y a dejar de ser como soy por darlo todo por la realidad absurda, así que supuse que lo mejor sería aislarme y no dejarme gobernar por la realidad y decidí saltar tres nubes por encima y vivir en una gran nube rodeada de las mejores partes de la vida con los pies colgando y pudiendo divisar desde lo alto la estúpida realidad que creía pero sin soltarme. En ese entonces no sabía volar, no me atrevía a hacerlo por miedo a caerme y golpearme sin poder reponerme de nuevo... Cada vez que veía pasar una estrella fugaz le pedía un deseo. Cuando iba al mar y encontraba un caracol hermoso y lo devolvía al mar, pedía un deseo. Cuando era la noche de San Juan, cada 24 de Junio de cada año, pedía el mismo deseo de siempre, siempre siempre, pedía un solo deseo... nunca se cumplió así que empecé a flaquear, dejando inconcientemente que la realidad me adapte a ella... hasta que llegó.Desde luego, si la navidad es sinónimo de regalos, el mejor regalo llegó a mi vida... el mejor regalo de todos, se llama Marcelo... es el ejemplo de un futuro y de amor. Amor es igual a Marcelo, él es el hombre que consiguió conquistar mi corazón con las tácticas más puras, quien sigue enamorandome día a día sin condición... con quién mi corazón está a gusto y está dispuesto a todo... a quién elegí para estar siempre... para siempre. El mejor regalo, eres tú mi amor. Quien me mantiene alejada de la realidad y quien me cuida... el que no me deja caer y me proteje de las cosas feas... te amo.Eres como un cohete en mi corazón... fuegos artificiales dentro de mi cuerpo. Te amo.

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